Comencé la Bachiana, tal como he explicado en el apunte anterior, dibujando a partir de la figura del espíritu engendrador en el sentido normal de escritura, es decir, hacia la derecha, con un movimiento de fuga literal en el que todo se desplazaba hacia allá: artefactos voladores, hojas, orlas, agrupaciones orgánicas e inorgánicas varias, máquinas y animales. Sobre estas líneas se muestra la fuga completa, y debajo una selección de sus protagonistas más destacados. [Clic en las imágenes para verlas ampliadas en ventanas emergentes.]
A este artefacto lo llamo piano, aunque no esté nada claro que lo sea; más bien algún instrumento predecesor, pues el pianoforte era una novedad en tiempos de Bach. La B verde del centro no estaba prevista como tal letra, en hipotética referencia al apellido Bach; pero, habida cuenta que apareció, ya me está bien.
Y el último de todos es el Imperfecto. En la elipse central y en el extremo derecho las cosas bailan, pero, ¿qué le vamos a hacer? No pude conseguir unas formas con más armonía, por ello lo he bautizado así.
En el tercero —y, de momento, último— apunte sobre la Bachiana, vea de cerca la fuga hacia la izquierda.