La fuga a la izquierda de la Bachiana (vea aquí el apunte inicial, y aquí el dedicado a la fuga hacia la derecha) es más integrada pero también más caótica y abstracta; se hace difícil identificar entidades definidas en este conjunto de estructuras interrelacionadas y complejas, que elaboré de derecha a izquierda —desde el espíritu engendrador, por supuesto, sobre el cual se descubren una S grande y tres pequeñas, que en este caso sí que son lo que parecen, eses, situadas a propósito en referencia al nombre Sebastian.
Entre los trazos de esta fuga se aprecia una cierta profusión de estructuras tubulares y proyecciones de llamaradas y gases, y de bloques de materia aglomerada con formas angulosas.
Aunque resulte difícil aislar entidades, hay dos que se revelan con mayor o menor claridad: las que denomino Monumento y Coche. Y digo que se revelan porque, igual que en la fuga hacia la derecha —y en muchas otras obras mías—, la mayoría de los diseños no aparecen porque me proponga realizarlos, sino que los encuentro una vez dibujados y pintados: me programo con algún objetivo general o vago en mente y a partir de aquí las cosas van surgiendo como pueden y quieren. Acaso a veces no sale nada, pero en general sí.
Para concluir de momento este recorrido bachiano, una ampliación de la parte que más me satisface de toda la obra, el rincón de la izquierda, donde creo descubrir alusiones a alguna especie de fauna marina, tirando a abisal.